EFICIENCIA ENERGETICA: HACIA UN MUNDO SIN ENGAÑOS
El problema no son las nuevas tecnologías. Sino el peso de las viejas. El criterio científico se ha impuesto a los planteamientos ideológicos. Es necesario diversificar la matriz energética limpia. La nuclear ha sido reconocida finalmente como muy eficaz para los nuevos escenarios mundiales ante el cambio climático.
La transición hacia otro modelo de producción y consumo de energía es inevitable debido a que el cambio climático junto al proceso de deterioro ambiental, como consecuencia del abuso de los combustibles fósiles, son una realidad indiscutible. Los cambios meteorológicos extremos que padecemos nos dan muestra de esos escenarios distópicos.
Inundaciones e incendios por igual
nos interpelan
sobre la generación y uso de la energía.
La reversibilidad del oscuro horizonte se encuentra sujeta a la programación y aplicación medidas tendientes a un uso más sostenible y eficiente de la energía. El acceso digital a la selección mundial de bienes de consumo ya ha multiplicado las opciones disponibles de pedido online, y la producción personalizada de muchos artículos (utilizando ajustes individualizados de diseños informáticos y la fabricación aditiva) puede elevar el problema de la eficiencia energéticaa un nuevo nivel.
Una vez más, desde el Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT) divisamos que en los últimos meses se ha instalado mediáticamente una discusión acerca del rol de la energía nuclear en la matriz energética en la Argentina, que ha dependido históricamente de los hidrocarburos para la generación de energía eléctrica.
En muchas ocasiones, se intentó caracterizar a la energía nuclear como poco segura, contaminante y obsoleta. Presentándola como un enemigo del desarrollo y la sociedad en su conjunto. Ahora la ciencia ha demostrado que junto la eólica, la nuclear es la energía que menos CO2 emite a la atmósfera, por lo tanto, tiene toda la lógica, desde el punto de vista científico y medioambiental, la Comsión Europea la considere verde en su taxonomía energética.
El consenso científico sobre el cambio climático aporta además otro dato: disponemos de poco tiempo para efectuar ajustes antes de que las consecuencias sean irreversibles. Con toda probabilidad, al hacer uso eficiente de la energía, ayudamos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, principal causa del calentamiento global, protegemos nuestros recursos no renovables, favorecemos que los servicios energéticos se brinden a un menor costo y, de esta manera, cuidamos también la economía.
El calentamiento global del planeta no tiene solución, pero puede dejar de acrecentarse si los países se comprometen a tomar las medidas necesarias, y es ahí donde la energía nuclear juega un rol preponderante, reemplazando en todo lo posible a los combustibles fósiles por quienes estamos quemando nuestro futuro. Esto incluye destrucción completa de ecosistemas, acidificación de los océanos, derretimiento de los casquetes polares y aumento del nivel del mar.
El informe elaborado por Urgewald y Reclaim Finance muestra cómo en menos de tres años —entre enero de 2019 y noviembre de 2021— los bancos comerciales canalizaron alrededor de 1,5 billones de dólares ligados a la industria del carbón, el combustible fósil más intensivo en carbono y directamente ligado con el cambio climático.
Del análisis de los expertos de CEDyAT se concluye que los bancos de media docena de países —China, Estados Unidos, Japón, India, Reino Unido y Canadá— aglutinaron el 86% del financiación ligado al carbón a nivel internacional. En concreto, y según las cifras desgranadas por Bloomberg, entre préstamos y seguros las entidades del gigante asiático alcanzaron los 748.700 millones de dólares, las de EEUU 207.500 y las niponas 177.300. India, Reino Unido y Canadá sumaron 176.600 millones. Para Heffa Schuecking, de Urgewald, los datos marcan únicamente "la punta del iceberg", aunque sirven, en su opinión, para comprobar cómo, más allá de las promesas y compromisos públicos, las compañías no están afrontando el cambio hacia un modelo menos dependiente de los fósiles.
En los nuevos escenarios energéticos se abrieron nuevas oportunidades. El 2 de febrero de 2022, la UNIÓN EUROPEA aprobó bajo condiciones estrictas, actividades específicas de energía nuclear y gas en la lista de actividades económicas “verdes” o “limpias”. Los criterios están en consonancia con los objetivos climáticos y medioambientales de la UE y ayudarán a acelerar el cambio de los combustibles fósiles sólidos o líquidos, incluido el carbón, hacia un futuro climáticamente neutron, explicaron las autoridades.
Durante los últimos años, varios estudios científicos han sido capaces de medir qué impacto tendría el desarrollo de las energías solar y eólica en la reducción de emisiones. Parece demostrado que mediante la inversión en nuevas plantas puramente renovables en todo el mundo podría lograrse hasta un 80 por 100 de los objetivos de descarbonización. Pero la falta de continuidad del Sol y la intermitencia del viento hace imposible llegar al 100 por 100 del recorte de emisiones sin el apoyo de otras fuentes, al menos hasta que se desarrollen nuevas infraestructuras de almacenamiento limpias aún inexistentes.
En otras palabras, el combate definitivo contra el cambio climático no es posible sin la existencia de otras energías. Y entre ellas aparece la nuclear como la más eficaz.
Todos los estudios realizados demuestran que es una fuente segura y eficaz. Por ejemplo, es responsable de un 99,8 por 100 menos de muertes que la producción de carbón. Según datos publicados por «Our World in Data», el cabón produce 32,7 muertes por cada terawatio/hora generado (las muertes derivadas de accidentes, intoxicaciones, etc). El gas produce 2,82 y la energía nuclear, 0,07.
Aunque el carbón desempeña un papel clave en el sector energético, en el que representa —según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE)— casi el 40% de la generación de electricidad a escala global, su huella medioambiental es igualmente demoledora: es responsable del 46% de las emisiones de carbono. Los cálculos de los técnicos de la propia AIE concluyen que los gobiernos deben reducir de forma drástica el peso del carbono en el suministro mundial de energía.
Barato, abundante, rentable y el más contaminante de los combustibles fósiles, el carbón todavía es la fuente más grande de energía para generar electricidad en todo el mundo. Fue el combustible fósil que impulsó la era industrial, ha llevado al planeta al borde de un catastrófico cambio climático.
Uno de los últimos reportes del grupo de expertos financieros Carbon Tracker ha señalado con el dedo a China, India, Indonesia, Japón y Vietnam, como responsables del 80% de las nuevas plantas de carbón planificadas en el mundo, más de 300 GW de nueva capacidad de carbón que pone en peligro los objetivos climáticos del Acuerdo de París haciendo que la COP 26 fuese solo un evento de marketing político.
Carbon Tracker publicó el informe titulado ‘No revivir el carbón‘ en el que destaca el hecho de que China, India, Vietnam, Indonesia y Japón no solo son responsables del 80% de las nuevas plantas de carbón planificadas en el mundo, sino que también son responsable del 75% de la capacidad de carbón existente.
Además, en la actualidad según el "report: 2020 Just Transition or Just Talk?", de Climate Action Network (CAN) Europe es la principal coalición de ONG de Europa que lucha contra el peligroso cambio climático. Con más de 170 organizaciones miembro activas en 38 países europeos, que representan a más de 1500 ONG, expone claramente que de los Veintiocho, un total de 21 Estados miembro de la Unión Europea todavía utiliza carbón para la generación de electricidad y solo ocho de ellos están comprometidos a ser libres de carbón en 2030. De estos 21 países, once no prevé hacerlo antes de 2030, por lo que para esa fecha aún quedarán 60 GW de capacidad instalada de carbón y esto supondrá una reducción del 58 por ciento respecto a los niveles actuales (143 GW).
Hemos alcanzado una conclusion general. Las motivaciones para el desarrollo de la Eficiencia Energética tiene tres factores de éxito. El primero tiene que ver con los costos de la energía; el segundo, con la responsabilidad social de las empresas - contribución a la protección ambiental y los objetivos corporativos internos-; y el tercero, con la importancia política, que se evidencia a través de cambios en la legislación, estableciendo objetivos climáticos para el país y los incentivos impositivos y de crédito que acompañan a estas iniciativas.
La eficiencia energética se conquista además con las energías limpias y renovables ya que permite aumentar su participación en la matriz energética más rápidamente y a su vez reducir los costos totales del sistema energético nacional. El escenario de alta eficiencia eléctrica impulsaría la economía, ya que las inversiones que contempla se centran en sectores con un gran impacto en desarrollo sustentable y creación de empleo genuino.
(*) Director Ejecutivo de la Unidad de Vinculación Tecnológica CEDyAT Ley 23.877. Entidad que realizó el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto de Extensión de Vida de la Central de Embalse beneficiando a 3 millones de habitantes y generando energía limpia por 30 años más. Las Unidades de Vinculación Tecnológica asisten a las organizaciones durante el desarrollo de proyectos que tengan como fin mejorar las actividades productivas y comerciales. Tienen como misión fomentar las innovaciones que impliquen investigación y desarrollo; transmisión de tecnología y asistencia técnica; aportando su estructura jurídica para facilitar la gestión, organización y gerenciamiento de proyectos. La prestigiosa Asociación Argentina de Tecnología Nuclear (AATN) le otorgó una Mención Honorífica al Director Ejecutivo del CEDyAT, Lic. Fabián Ruocco, «por el mérito profesional en su aporte a los Proyectos del Sector Nuclear Argentino ante el Cambio Climático Global. Actualmente se encuentra trabajando junto NA-SA en actividades del relanzamiento del plan nuclear argentino aprobado por el Poder Ejecutivo Nacional.
ADIOS AL CARBON CON ESTOS DATOS CIENTIFICOS
Una central nuclear de 1000 MWe produce anualmente:
-35 toneladas de residuos de Alta Actividad;
-200 toneladas de residuos de Media Actividad;
-y 300 toneladas de residuos de Baja Actividad, todos perfectamente gestionados.
Una central de carbón de igual capacidad produce:
-7.000 millones de toneladas de anhídrico carbónico;
-5.000 toneladas de anhídrico sulfuroso;
-4.000 toneladas de óxidos nitroso-nítricos;
-360.000 toneladas de cenizas, de las cuales 450 toneladas son metales tóxicos (mercurio, arsénico, plomo, etc.) que quedan depositados en la biósfera.
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