Vintecar 4.0: "Aportes del primer polo tecnológico virtual argentino"


Centros tecnológicos e industriales, institutos científicos, asociaciones profesionales, cámaras empresariales y universidades nacionales forman parte de la plataforma VinTecAr 4.0, una iniciativa de la sociedad civil para fomentar la conformación de un ecosistema colaborativo promotor del crecimiento regional.


La pandemia un día pasará, y dejará secuelas. En cuestión de semanas, el mundo ha tenido que reinventarse. La pandemia del coronavirus ha llevado a muchos países a poner en cuarentena a su población varias veces. Ahora muchas de las reuniones de trabajo son virtuales, las familias se comunican con videollamadas y los amigos hasta organizan fiestas en apps. La realidad exigió romper inercias y antiguos paradigmas. La digitalización se aceleró vertiginosamente.

En todo el mundo, los productos y servicios tienen un contenido cada vez mayor de conocimiento tecnológico. Las economías de hoy se transforman cada vez más en economías basadas en ese conocimiento. Por todas partes se observan señales de estas tendencias: en las economías avanzadas, la inversión en actividades y bienes intangibles asociados con el conocimiento ha crecido más deprisa que la inversión de capital durante al menos una década. Contribuir a reforzar la competitividad mediante la innovación destacando que el conocimiento de las economías locales es una condición necesaria para el desarrollo federal, en el contexto de las transformaciones tecnológicas en curso.

En ese contexto, Vintecar 4.0 surge como una iniciativa de la sociedad civil tecnológica de alto valor añadido las UVTs Ley 23.877 CEDyAT y ForoCPyT – que convocaron a prestigiosas entidades del sistema nacional de innovación, con el objetivo fundamental de incrementar la riqueza de su comunidad promoviendo la cultura de la innovación y la competitividad de las empresas e instituciones generadoras de saber instaladas en sus localidades o asociadas a él. A tal fin, Polo Tecnológico Virtual gestiona el flujo de conocimiento y tecnología entre universidades, instituciones de investigación, empresas y mercados; impulsa la creación y el crecimiento de empresas innovadoras mediante dispositivos de colaboración recíproca, mecanismos de incubación y de generación centrífuga (spin-off), y proporciona otros servicios de valor añadido, así como la puesta en común de sus espacios e instalaciones de gran calidad para el desarrollo de acuerdos específicos que surjan del intercambio de experiencias y conocimientos técnicos, cooperación técnica, relaciones de subcontratación o carácter económico-financiero.

Los países con los mayores índices de desarrollo humano del mundo, como los de Europa del Norte o Australia, se han caracterizado por congeniar pujanza económica y tecnológica con un piso muy elevado de derechos sociales, en el marco de democracias en donde todos los actores –con intereses diferentes– se sientan a la mesa a discutir y llegar a puntos de acuerdo sobre el rumbo del país. La economía digital aumenta la capacidad organizacional de las empresas para codificar conocimiento que de otro modo seguiría siendo difícil de almacenar, organizar, transmitir y aprovechar, lo cual permite acelerar el aprendizaje y mitigar problemas vinculados a la desorganización, generando al mismo tiempo grandes volúmenes de información (macrodatos) que ofrecen oportunidades sin precedentes tanto al sector público como al sector privado para comprender y tomar decisiones. Los procesos productivos pueden descentralizarse más fácilmente, al ubicar diferentes componentes de los mismos procesos en distintos países según las ventajas comparativas de cada economía, dando lugar a profundas reconfiguraciones de las cadenas de valor.

A los problemas estructurales del desarrollo argentino se suma una coyuntura inédita que introduce nuevos desafíos, pero que también genera oportunidades. Las diferencias en las capacidades de innovación entre las regiones de nuestro país a veces pueden ser mayores que las existentes entre países y no son fácilmente abordadas por las instituciones de carácter nacional. Es evidente que los programas de carácter nacional enfocados en promover la innovación tienen una relevancia y pertinencia territorial que depende en gran medida de las características de cada región. La perspectiva general del Primer Polo Tecnológico Virtual Argentino ofrece colaborar con el desarrollo y sofisticación de la matriz productiva que viene de la mano del corpus normativo específico el cual fomenta diversos sectores industriales 4.0 , de servicios, como el software, las industrias creativas, la bio y nanotecnología, la industria satelital y aeroespacial, las ligadas a la salud, la automotriz, la naval, la electromovilidad, la energía eólica y la energía solar térmica, entre otros.

Es decir, se trata de una opción que puede contribuir a dotar de complejidad a un territorio específico desde otro territorio, impulsando la innovación y fomentando el crecimiento económico regional basado en el conocimiento. Con la virtualidad, se ha superado la proximidad espacial como requisito excluyente entre organismos y empresas intensivas en conocimiento e instituciones del conocimiento (universidades, centros de investigación, laboratorios, etc.). Esta nueva modalidad de Vintecar 4.0 genera sinergias y relaciones ágiles que desembocan en una transferencia de saberes. Este proceso interactivo, que se da en un espacio ilimitado, favorece el derrame de conocimientos hacia fuera. Porque éste es acumulativo y ayuda al desarrollo de procesos y productos innovadores a partir de un aprendizaje colectivo formal e informal que después de la pandemia del Covid19 se incorporó de manera natural.

El cambio ha sido profundamente cultural en la manera de relacionarnos. La participación en redes temáticas activas es imprescindible para identificar y concretar nuevos o mejores proyectos. En este caso permite generar la sinergia necesaria para ampliar relaciones entre oferentes y demandantes de tecnología, especialmente ante el desafío que las tecnologías 4.0 exigen a la Industria Nacional para mantener su competitividad o aprovechar oportunidades de negocios. La plataforma de servicios colaborativos es la base que ponemos en marcha para darle cohesión a la red. Permite a los integrantes, encontrar diferentes soluciones a sus necesidades tecnológicas, apoyo o socios para concretar proyectos innovadores, o presentar sus propios servicios. Dado que la plataforma es administrada, cuando se sube un requerimiento el equipo técnico se encarga de buscar que entidad lo puede resolver, con el control de lo actuado de los integrantes. Reuniones periódicas virtuales o presenciales entre los integrantes aportan a la mencionada cohesión de la red, y permiten que cada responsable de área informe sobre los resultados, se propongan mejoras en la operatoria de la Plataforma, o aparezcan nuevas ideas de negocios. Cuando surgen proyectos complejos en cualquier punto del país, con necesidades tecnológicas o asociativas a resolver, Iniciativas como Vintecar4.0 aparecen como medio clave para encontrar soluciones, priorizando las que puedan ofrecer los miembros de la red. Se acompaña así los esfuerzos de diversos programas estatales en este sentido.

Asimismo, en la esfera académica, una multiplicidad de Universidades Nacionales se han sumado desde Norte en Jujuy hasta la Patagonia Austral pasando por la Mesopotamia y las provincias del Centro. Se han convocado núcleos académicos con potencialidad innovadora. De este modo, el consenso predominante en su incorporación ha sido aportar la generación de capital humano altamente calificado como componente clave para sustentar y seguir desarrollando los ecosistemas de innovación. Es decir que, las universidades y centros de investigación, al relacionarse con el Vintecar 4.0 y con las firmas, pueden externalizar el fruto de sus proyectos de I+D+i favoreciendo la transferencia de conocimientos, a través de demandantes – adoptantes en el sector empresario, que no solo adquieran la tecnología, sino que participen en investigaciones y experiencias conjuntas, dando lugar a una aceleración del aprendizaje en el marco de una aplicación concreta de los conocimientos generados.

Argentina es un país de desarrollo intermedio, que se encuentra lejos de los países desarrollados, pero también con estándares de vida muy superiores a los de los países pobres. Las entidades incorporadas sistémicamente en Vintecar 4.0 permiten incrementar la productividad regional, optimizan la articulación entre actores públicos y privados y factores endógenos y exógenos para lograr sinergias vinculadas a la producción local. Además, fomentan la cooperación para la puesta en marcha de un proceso colectivo de desarrollo de un sistema de innovación regional, expandiendo dicho sistema a través de la creación de empresas de base tecnológica, inclusive mediante la incubación y aceleración de ideas y proyectos.

Hoy, forman parte de VinTecAr 4.0: el Instituto de Ciencia y Tecnología César Milstein (ICTM), la Fundación InnovaT -que es la UVT del CONICET-, la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), FUNDETEC que es la Fundación el Consejo Profesional de Ingeniería en Telecomunicaciones, Electrónica y Computación (COPITEC), la Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial (CARAE), la Fundación Tecnológica del Plata, la Cámara de Industrias Informáticas, Electrónicas y de Comunicaciones del Centro de Argentina (CIIECCA), el Polo Tecnológico de Rosario, la Asociación Internacional de Profesionales de Puertos y Costas (AIPPyC), la Fundación CIDETER, el Área Industrial de Tandil (APIT), la Asociación Latinoamericana de Diseño (ALADI), la Unión Industrial de Avellaneda (UIA), la Asociación de Industriales Pymes Argentinos (IPA), la Fundación Pro Buenos Aires, la Red Argentina de Gestores Tecnológicos (Red GTec.ar), entre otras. También se incorporaron a esta propuesta la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) sur Regionales de Avellaneda y Delta, la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM) junto a su Fundación de Innovación Tecnológica (FUNINTEC), la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), la Universidad Nacional de San Antonio de Areco (UNSAdA), la Universidad Nacional de Jujuy (UNJU), la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), la Universidad Nacional Tres de Febrero a través del Centro de Innovación y Desarrollo de Empresas y Organizaciones (UNTREF – CIDEM), la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA) y la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), entre otras organizaciones.

Los Centros de Vinculación Tecnológica tienen muchos años de trayectoria dando respuestas al sector privado, complementado al sector público y fortaleciendo a la sociedad civil. Una vez más, en medio de la crisis, las instituciones tecnológicas de la sociedad civil han servido no sólo para resolver problemas coyunturales sino también para construir una ciudadanía diferente, más participativa y comprometida con los problemas comunes acercando soluciones pragmáticas para la comunidad.



Fuente: Ámbito

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